El comentario de hoy, jueves 20 de abril 2023
Mientras el actual gobierno ha reiterado el aliento a la inversión nacional y foránea, particularmente en el entorno del Corredor Interoceánico del Istmo de Tehuantepec, una mala señal se presentó en días pasados: el anuncio de conocida empresa cervecera, de cerrar su planta en Juchitán de Zaragoza, a raíz del clima de inseguridad, de chantaje y presión, que la imposibilitan seguir operando.
Desde hace más de un mes, comuneros de algunas agencias y colonias de San Juan Guichicovi, en el Bajo Mixe, mantienen suspendidos los trabajos de dicho proyecto presidencial. Están afiliadas a la Unión de Comunidades Indígenas de la Zona Norte del Istmo –la UCIZONI- ampliamente conocida por su activismo y acciones de chantaje. Su dirigente, Carlos Beas Torres fue expulsado de los beneficios que recibían del gobierno estatal, de tal forma que incluían a su organización en el presupuesto anual.
Antes y después de la Semana Santa los bloqueos fueron el pan de todos los días para los istmeños. De poco han servido las instrucciones y recomendaciones del presidente de México para evitar los obstáculos al proyecto del Corredor Interoceánico. Y así como la empresa cervecera, han estado a merced de los falsos redentores sociales, las empresas que generan energía eólica y algunas más vinculadas con tiendas de autoservicio.
Bajo esa premisa, ¿quién en su sano juicio querrá invertir sus capitales en esa suerte de tierra de nadie? A todo ello hay que añadir la inseguridad, propiciada por grupos criminales que han tomado a la región como un sitio privilegiado para sus operaciones ilícitas. Juchitán, Salina Cruz, Matías Romero, Santa María y Santiago Petapa, son sitios en donde la muerte tiene permiso. Pero dichas acciones criminales son vistas por los responsables de la seguridad, como obra de un ente maldito y no como la incapacidad o connivencia de los mismos funcionarios.
Ya es tiempo de demoler mitos, de romper paradigmas. La responsabilidad de lo que hoy ocurre en esos rubros en Oaxaca es de quienes hoy están al frente de esta administración. ¿Acaso ignoraban la problemática antes de ser gobierno? Pues ahora que están en el candelero que respondan a las expectativas ciudadanas. Insistimos: el viejo ardid de que los culpables son los que se fueron ya no cuaja en la conciencia ciudadana.
Porque siguiendo la moda de hoy, es más fácil escurrirle al bulto o lavarse las manos, echándole la culpa al de atrás. Los que se fueron ya se fueron, no pueden venir a resolver los supuestos enredos que dejaron, como es el caso de la inseguridad que sigue lacerando con su cadena de acciones criminales nuestra conflictiva convivencia social. (JPA)